La palabra de un asesino etarra ha sido mejor valorada que la de los guardias civiles ya que estos insistían en que los etarras se habían infringido ellos mismos sus lesiones.
Sinceramente, entre creer a un agente de la autoridad y a un asesino etarra la cosa está clara, para todos menos para los jueces vascos.
Espero que el Ministerio del Interior recurra la sentencia y que los verdaderos criminales sean condenados, de otro modo será difícil acabar con estos asesinos que aprovechan el estado de derecho y la permisividad de algunos jueces para sacar provecho de sus delitos.